Fruta confitada: propiedades y beneficios

La fruta confitada son piezas de fruta que se han troceado y cocinado en almíbar para conservar su humedad y poder almacenarlas. Y es que el azúcar crea una capa a su alrededor protegiendo al vegetal del ataque de los microbios que, en condiciones habituales, provocarían su descomposición.

La cobertura de las frutas confitadas es una técnica de conservación que se realiza desde la antigüedad. Entonces se empleaba miel para sustituir el contenido de agua de la fruta en lugar de azúcar. Hoy día, pueblos de Oriente siguen aplicando estas técnicas para conservar sus frutas naturales durante todo el año.

 

Fruta glaseada y fruta escarchada

Dependiendo del tamaño de la pieza y de la composición de la propia fruta, el proceso de confitado se realizará metiendo a las frutas en almíbar caliente durante varias horas o se prolongará durante varios días. Y es que podemos encontrar piezas enteras, trozos con cáscara, tiras de piel o fragmentos que solo tienen pulpa.

Hay dos tipos principales de frutas confitadas: las que han sido glaseadas o las que han sido escarchadas. En el primer caso se trata de una capa de azúcar uniforme que cubre toda la pieza como si se tratara de un barniz. En el segundo supuesto se trata de una capa más gruesa de azúcar que, al solidificarse, ofrece un aspecto de escarcha a la fruta.

Las variedades de frutas que suelen confitarse con más frecuencia son: las cerezas (principalmente las de tipo marrascas), los dátiles, las piñas, los albaricoques, los higos, los melocotones, las manzanas, los cítricos y las peras.

Aunque tradicionalmente la fruta confitada se utiliza en repostería (en trozos de unos 0,75 centímetros de grosor), también son muy empleadas en la realización de salsas, rellenos de carne o incluso como snack o tentempié.

Una alternativa dulce a la bollería tradicional que satisface a los más golosos.

Fruta confitada: Algunas de sus Propiedades

La fruta confitada tiene múltiples propiedades y cualidades que la convierten en un recurso muy útil en la alimentación de personas de todas las edades. La más destacada está vinculada a su capacidad para mantenerse en condiciones óptimas. Y es que la capa de azúcar que rodea a la fruta confitada permite que se puedan conservar durante años, sin necesidad de añadirle productos complementarios o químicos.

fruta confitada

Otra propiedad de la fruta confitada es que son piezas que conservan su sabor, jugosidad, su color, textura, aroma y gusto, por lo que mantiene muchas de las cualidades de la fruta fresca. Eso sí, con un mayor contenido en hidratos de carbono (fundamentalmente azúcares) y habiendo perdido la vitamina C.

El cuerpo de las frutas confitadas es más denso que el de las frutas naturales. Esto se debe a que el azúcar penetra en el interior de la misma restándole agua y cristalizando en su interior.

Para la elaboración de la fruta confitada se emplean piezas de fruta de máxima calidad, maduras y sin golpes. Especialmente interesantes son aquellas que son pequeñas y tiene la carne firme. De ahí que las prestaciones y el sabor de la fruta confitada sean siempre excelentes.

Si queremos elaborar fruta confitada en casa debemos saber que se trata de un proceso muy laborioso en el que debemos ser especialmente exigentes con las medidas higiénicas. Así, la fruta debe estar en remojo, durante al menos 48 horas, y cambiarle el agua al menos tres veces al día.

En caso de que vayamos a utilizar cítricos con cáscara debemos cocerlas durante 30 minutos por lo menos para ablandarlas antes de comenzar el proceso de confitado. También hay que prestar atención al calor. La exposición de la fruta a la fuente de calor debe ser progresiva para que la fruta conserve al sus cualidades.

Imagenes proporcionadas por: www.taisi.es

 

 

 

 

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